El envejecimiento es un proceso natural y normal de la vida, pero conlleva ciertos desafíos. Uno de ellos es el cuidado de las mascotas, especialmente cuando la persona anciana debe ser internada en un asilo.
Muchas veces, los ancianos son dueños de animales domésticos a los que les brindan amor, compañía y cuidados. Pero cuando llega el momento de ingresar en una residencia de ancianos, muchos de estos animales son abandonados. Este abandono puede ser debido a la falta de recursos, la falta de familiares que puedan cuidarlos o simplemente porque no se les permite tener mascotas en la residencia.
© Foto: Animal Rescue League and Wildlife Shelter
El abandono de mascotas es un problema importante que afecta tanto a la salud y bienestar de los animales como a la salud emocional de los ancianos. Los animales son seres vivos que dependen de sus dueños para sobrevivir y tienen necesidades específicas de atención y cuidado. Cuando son abandonados, sus vidas cambian de forma rotunda, como le ha sucedido a Hidey, una gatita con sobrepeso y “rastas”.
Hidey es una gata que tuvo una vida muy difícil antes de ser rescatada. Abandonada por su dueño, quien tuvo que ser trasladado a un asilo debido a su avanzada edad, Hidey vivió en un sótano durante muchos años. Durante este tiempo, su pelaje creció sin control y se enredó, haciéndole muy incómodo moverse.
© Foto: Animal Rescue League and Wildlife Shelter
Sin embargo, Hidey tuvo suerte y fue encontrada por un pariente del anciano que la abandonó. Al ver la condición en la que se encontraba, rápidamente la llevaron a Animal Rescue League and Wildlife Shelter para que recibiera los cuidados y atención que necesitaba.
Una vez en el refugio, los veterinarios y trabajadores se dieron cuenta de la cantidad de trabajo que necesitaban para cuidar a Hidey. Pero gracias a su determinación y amor por los animales, lograron cortar y quitar todas las rastas y enredos en su pelaje, que llegó a pesar aproximadamente un kilo.
© Foto: Animal Rescue League and Wildlife Shelter
Todo esto, como es de suponer, le provocaba una muy mala calidad de vida. En primer lugar, por su falta de cariño y amor por parte de otras personas, mientras que en segundo lugar no podía moverse. Vivía sucia y no podía llevar a cabo sus tareas de aseo por su sobrepeso.
Después de semanas de cuidados y atención, Hidey empezó a recuperarse y a mostrar su verdadera personalidad. Los trabajadores del refugio se dieron cuenta de lo cariñosa y dulce que era, y rápidamente se enamoraron de ella.
© Foto: Animal Rescue League and Wildlife Shelter
Luego de que Hidey estuvo en condiciones de salud para entrar en adopción, fue el propio pariente del anciano que la rescató quien decidió adoptarla y cuidarla. Hidey comenzará una nueva vida con una familia amorosa y que la quiere, y nunca más tendrá que preocuparse por ser abandonada o maltratada.
Hidey es un ejemplo de la importancia de dar una segunda oportunidad a los animales que han sido maltratados o abandonados. Con amor y cuidado, estos animales pueden superar sus experiencias pasadas y convertirse en compañeros leales y amorosos para sus dueños. Hidey es una prueba de que todo animal merece un hogar cálido y amoroso.
fuente: bestvice.com